Es sorprendente que haya energúmenos que tengan preparado para cualquier momento un bote de pintura y una brocha.
Es increíble que en este país lo que es público, en vez de sentirlo como propio, se sienta como ajeno y además que esta disponible para estropearlo.
Enhorabuena a los responsables de las obras, que rápidamente han borrado las pintadas.