miércoles, 11 de marzo de 2009

Requiem por los tamarises


Es una pena, con la capacidad y habilidad que tienen los trabajadores de las palas y los camiones que trabajan en las obras de la playa, que no haya habido alguien con un poco de sensibilidad para haberlos llevado al lado del futuro paseo.
No dábamos un duro, hace años, cuando plantaron estos árboles, por que pensábamos que no iban a durar nada ante los ventarrones del noroeste, pero ahí estaban, bien creciditos y dando sombra a la gente que dormitaba debajo de ellos.
Lo dicho, una pena

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